Medellín nos recibió con la mejor fiesta de verano del Valle de Aburrá, cuyo escenario fue el Aeroparque Juan Pablo II. Un festival acertado que nace del sol como estrategia para mantenerse vivo, dio paso al resurgimiento del ritmo en los cuerpos de los asistentes, y además, en la memoria de quienes lo vivieron.
LA SOLAR es un festival que cambió la configuración de música en vivo y además puso en el mapa a Colombia y a Medellín con las fiestas veraniegas. Grandes artistas han comenzado a visibilizar este espacio como un escenario posible y así nos lo recordaron en esta quinta versión…
Reconocidos exponentes de la industria musical conformaron el LINE-UP de sus tres escenarios; en La Solar Stage: Arguello, Mike Bahía y Providencia, en medio de las altas temperaturas y con el atardecer de testigo, hicieron subir el ritmo. Horas después, la noche bordeaba las montañas de Medellín y las luces se iban encendiendo como pequeños soles que avisaban que La Mala Rodriguez, Monsieur Periné, Ondatrópica, La Factoría, Cuentos de la Cripta y Dj Gangster estaban próximos a hacer con su música, una perfecta conexión entre los cuerpos.
A su vez en el Breakfast Stage: Waze & Odyssey, Poolside, Oliver Dollar,Bosq y Delujo, se convirtió en un solsticio de verano, entendiéndolo como si cada asistente fuera un planeta y el artista su estrella más cercana, que lo desorbita y hace de esta una enérgica experiencia, con sus sonidos de música disco, house, deep y electrónica.
Y el Red Zone, escenario que se convirtió en un refugio mágico de los sonidos de la electrónica, gracias a Figueroa & Obando, Lefel, Life On Planets, Sebastián González y Paralelo, vibraron durante La Solar con matices rojos haciendo alcanzar más de 150 (BPM/ pulsaciones por segundo)
La Solar despidió el mes de julio con un regalo para Medellín, porque le apostó a la creación de un paisaje sonoro y visual, donde el glamour fue uno de los protagonistas que proporcionó armonía entre los artistas, los asistentes y el lugar. Es el escenario preciso para mover el cuerpo con absoluta libertad, sentir lo que vino a decir la música en La Solar y para comprender la fuerza de los atardeceres que irradian con energía un nacimiento íntimo de los ritmos.
Esta Fiesta solar atendió la necesidad de su público: desde el buen gusto, la cautela con la que se apropian de la moda, la selección elocuente de artistas, la exquisitez a la hora de entender el paladar, entre otros elementos que hacen sin duda, que sea un agasajo sagaz, en donde el recurso de su público es disfrutar hasta que los pies lo decidan.
El Festival creó su propio estilo, valor agregado que diversifica las formas de sentirlo, reune componentes que satisfacen cada sentido, permite exploraciones sensoriales que no se reconocen en otros festivales del país, lo que lo hace pionero en la forma de construir festivales, porque no solo lo vive quien lo experimenta, sino, quien lo narra desde su deleite.