Un poemario de Christian Ocampo Reseña por Leo Hernández «Ven, pues, ¡Oh diosa! y mis anhelos cumple, Liberta el alma de su dura pena; Cual protectora, en la batalla lidia Siempre a mi lado.» Safo de Lesbos   Un poema leído, un suspiro al aire, abrir de nuevo el libro, leer de nuevo y sentir los ojos aguados, taco en la garganta, de nuevo un suspiro y proceder

Por Andrés Galeano Portada: Koru Project    Asesinado por el ESMAD el 23 de noviembre de 2019   Dejas tu patineta, tu bici, tus cosas y te vas a la calle a gritarle al Estado sus cuatro verdades. Vas con tu parche nada te importa es miércoles y falta un cuarto para las cuatro el ambiente está tenso, revoltoso igual que en las pelis pero esto es la vida real y te

Te mataste, o debo decir ciertamente que nos mataste, en el momento preciso, en mitad de la tarde, diez puñaladas certeras desprendiendo mi sangre de las venas. Paradójicamente se muere cuando más se abraza a la vida. Vos te ahorcaste en el techo, maniática, observando detenidamente cómo tras cada lamento buscaba la manera de curar una a una todas las

Editado por: Leo Hernández León de Greiff No voy a intentar tergiversar las Tergiversaciones de Leo Legris, ni a explicar el por qué un hombre de más de metro ochenta de estatura, de barba espesa y aspecto viril, amante de la bohemia, las mujeres y la pipa, de tendencia comunista, más no combativa, Cambia su vida. Juega su vida. De todos

8a CONVOCATORIA DE PUBLICACIÓN DIGITAL LAAAO.com Curaduría: Tiempo   La importancia de los recuerdos y las cosas que hacemos propias -incluso de manera inconsciente-, radica principalmente en la hondura que estas crearon en nosotros. Y es que no es necesario que las huellas sean visibles o hayan modificado nuestra condición física, basta con que hayan transformado algo que se hallaba estático o ralentizado

Lo cotidiano, dicen algunos, es como la nariz todo tenemos una, Lo cotidiano no son los lugares comunes, ni calles transitadas, ni los hábitos que nos hacen quienes decimos ser. Lo cotidiano no son aquellas clases que tomas, ni los saludos repetidos casi con desdén, o las sonrisas obligadas, lo cotidiano es la violencia de los días. La violencia de levantarte en la mañana y descubrirte solo, la taza de café

* Portada por: @valentinaalcaldegomez Las miradas se cruzan, se miran, se excitan, yacen sobre el pavimento, sobre los techos, sobre los cielos; las miradas… pasan en un breve momento incauto, y se llevan secretos, rostros y cuerpos. Las miradas, son bandidas… roban la impresión de un preciso estado del tiempo y lo guardan, lo conservan para ellas, andan sobre las calles maquinando el próximo asalto, andan robando pequeños

La poesía pertenece a otra dimensión, la dimensión en donde somos absolutamente libres Verónica Pedemonte, escritora de nacionalidad española., nació en Montevideo, y llegó a Europa a la edad de ocho años. Estudió Psicología, y Filología anglogermánica. Especialista en Rorchach. Ejerció el periodismo para diversos medios. Reportera y columnista para la cadena  Información, Europa Sur, Diario de Cádiz, y otros. Presidió el colectivo  literario

Canalla despedida prolongada, a la que miles de excusas se han aproximado para no dejarla ir. Agónica de quererse quedar aun cuando ya te estás yendo. ¡Qué desazón se percibe en tus mandíbulas y puños apretados! Te transportas a la lógica opuesta que te has inventado, y de repente, un halo llega a liberarte. A pesar de eso, solo sabes quedarte

Reserva tu boleta. Bono de apoyo cultural $10.000   Tras más de quince años de carrera, siete álbumes y un DVD editados, de presentarse en  más de diez países de América y Europa, de obtener entre otros el Premio Nacional de  Música del Ministerio de Cultura de Colombia  y la Beca de Creación de la Alcaldía de Medellín, de editar sus libros en

El poeta español Carlos Morales (Tarancón de Cuenca, 1959) desde 1997 dirige El Toro de Barro, una editorial fundada por el también poeta Carlos de la Rica en 1965 y que, a día de hoy, es la segunda colección en activo más antigua de la literatura española. En el año 2000 fundó con la escritora israelí Margalith Matitiahu la colección

Fotografía por: Valentina Allan Desde esta casa, en lo alto de la montaña, las faldas se desprenden en cascada hacia la ciudad. En las mañanas, una paz de angustia acompaña el río de gente que se despide y se persigna al pie de las puertas del inquilinato, del garaje, del hueco del barranco. Se van y hacen espuma, chocan contra los muros

La constancia del deseo inagotable con dolor en el recuerdo sin alivio al sufrimiento con premura en el contacto en una sola piel empezando y terminando en aquel mismo lugar y con sonrisa cómplice sin saber el lugar me regalan el rezago de tu aroma y picazón en la punta del olfato. Mucho gusto me llamo y no hace falta que te presentes ya sé que te llamas y también sabía de tiempo atrás que me