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La mirada del otro. Poesía Queer hecha en el Quindío

Un poemario de Christian Ocampo
Reseña por Leo Hernández

«Ven, pues, ¡Oh diosa! y mis anhelos cumple,

Liberta el alma de su dura pena;

Cual protectora, en la batalla lidia

Siempre a mi lado.»

Safo de Lesbos

 

Un poema leído, un suspiro al aire, abrir de nuevo el libro, leer de nuevo y sentir los ojos aguados, taco en la garganta, de nuevo un suspiro y proceder a secarse las lágrimas de las mejillas. ¡Vaya poder tienen las palabras! Abrir al azar el poemario La mirada del Otro, del joven escritor quindiano Christian Ocampo, es una experiencia personal, un encuentro entre páginas con anécdotas propias y de amigos cercanos, una charla íntima, casi susurrada de parte del autor. Palabras tímidas pero concretas, ornamentadas con figuras literarias y un llamado a imaginar desde las metáforas visuales.

Escribir sobre el cuerpo y la imagen que se tiene del otro, los movimientos, la cercanía entre dos seres y todo un abanico de situaciones que se pueden abordar desde muchas perspectivas. Las palabras permiten nombrar las cosas, darle inicio y fin. Estar frente a un manifesto para conocer otras formas de verbalizar el deseo, el enamoramiento, el sufrimiento, la pérdida, la rutina, los encuentros, el placer y el amor. Una poesía contemporánea, moderna, que se desborda en algunos versos que le da prioridad a los sentimiento para que se desborden más allá de la métrica y darle un valor estético, de lo bello, lo sensible. 

El libro avanza en cuatro capítulos que se desarrollan desde lo rígido, intelectual, como si nos enfrentaremos a una caja que tiene un tesoro dentro, vamos quitando las capas de envoltura para llegar al corazón, lo más emotivo.

 

Amar como los dioses

 

Este primer capítulo nos lleva a la antigua Grecia, entre mitología, dioses, culto al cuerpo y obras de arte que representan esos secretos que están allí escondidos, como murmullos que nos invitan a adentrarnos en aquella época. Nos encontramos con títulos como El rapto de Ganímedes, Hermafrodito y Antínoo, el poema que más me gusta de esta sección: y, aunque todo parezca apagarse, // seguiré ahí, //unido y preso en tu memoria.

Este grupo de poemas al hacer referencia a obras de arte clásico, esculturas y pinturas, es un guiño a buscar estas obras para encontrar un diálogo, donde se sientan a la mesa el autor, la historia, el poema y quién está leyendo. 

 

El cuerpo y su imagen

En el anterior capítulo, hay un acercamiento a las expresiones homoeróticas desde la antigüedad, por eso lo de que el libro se desarrolla desde lo rígido e intelectual; para este segundo capítulo ya hay un desarrollo metafórico que reta a la imaginación en la relación simbólica entre elementos y partes del cuerpo, entre expresiones que elevan el acto sexual y los encuentros donde los cuerpos se entrelazan. Poemas como Santo devoto, Tranvía. Y uno de mis favoritos Deseo Oculto, que abre el capítulo y uno de sus fragmentos dice así: A veces quisiera/ estremecerme entre sonidos confundidos / cuando el aire  solitario de tu interior / desea tocar la flauta. 

 

Y allí nos empezamos a adentrar en lo anecdótico, en identificar historias personales. Exploraciones eróticas y deseos hacia personas de mismo sexo, del otro sexo. La fluidez del erotismo que se deja llevar frente al cuerpo y sus manifestaciones. 

 

Perseguir los deseos

En Colombia varios autores han hecho poesía queer, alguna literatura se ha reconocido como literatura queer o LGBT, dentro de esos escritores está Fernando Molano, y ¿por qué lo traigo a colación? Este capítulo y el siguiente tienen una cercanía al estilo de Molano, en las formas en que se expresa, la narrativa que construye de las experiencias homosexuales y eróticas, la belleza con que se cuenta algo crudo, el amor, la pasión, el placer, el deseo. 

Aquí nos encontramos en un punto anecdótico, donde no sabemos qué es real y qué es metáfora, qué es un sentimiento y qué es una imagen de ilusión; como en algunos poemas de Romancero Gitano de Lorca. Donde nos topamos con un poema hermoso, que me ha gustado mucho y más cuando lo oí de voces de personas cercanas: El árbol pequeño, / duro, / frondoso, / lindo como un bonsái. / Lo sientes, / lo siento. 

Y finalmente Amistades inmortales, un recuento de historias de amigos, de encuentros con ellos o de historias que otros han podido contar. Un fragmento aquí de Extraños: Será hermoso el olvido // Si pudiéramos ser extraños de nuevo/ me enamoraría como nunca antes. / Sería el viento que sostiene tu vuelo, / un cielo breve para que sueñes. 

Un poemario con alma, escrito durante dos años y editado en tres meses, con la presencia del poeta, con reconocimiento nacional e internacional, Hellman Pardo como editor literario. Un libro cuidado durante el proceso de diseño, diagramación y producción. Vale la pena tenerlo en la biblioteca porque no solo se verá bonito, sino que tendrás a la mano unos versos que podrás disfrutar de manera ágil, apoyando el talento joven y nacional. 

Un grito melódico, piezas que encajan una a una para crear una armonía que permite viajar en recuerdos y momentos que dan visibilidad de una manera sútil a aquello que para muchos es aberrante, pero que es natural y que históricamente, como en la antigua Grecia, era totalmente normal. A propósito, como se empezó con Safo de Lesbos, en la poesía antigua también se hablaba del amor y atracción sexo afectiva a personas del mismo sexo, hasta a los mismos dioses porque lo que más importa son los impulsos, los latidos y la forma en que el cuerpo, las miradas que se cruzan y las manos que se alcanzan, son capaces de conectar entre ellas. 

 

 

Este libro fue editado por Hellman Pardo. Las ilustraciones hechas por Julián Salazar Valencia. El proceso editorial fue coordinado por Leandro Hernández Arroyave, acompañando el proceso de edición, diseño y diagramación (LAAAO), impresión, comunicación y distribución. 

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