Acabo de llegar a casa repitiendo la frase xenófoba más reciente de un vecino español para conmigo:
[su_quote] colombiana, ¿tú de qué cartel eres? ¿Cali o Medellin? [/su_quote]
Que pena vecino, -le respondí-, mi cartel es más fuerte, está hecho por un diseñador gráfico y la mayoría de veces se refiere a la gira de alguno de los artistas o bandas más reconocidas en las listas musicales, en cualquier género de hoy y de siempre.
Hoy, siendo martes 13 de diciembre no sé por qué tengo tantas ideas y mensajes en mi cabeza. Una explosión de momentos y situaciones me hacen traer a colación el recuerdo de hace dos años cuando llegue a Europa y quería sorprender a mi madre con un sancocho típico de mi Colombia; me dirigí hacia la carnicería más próxima y cuando hablé para hacer mi pedido, una mujer detrás de mí se pronuncia para toda la carnicería expresando lo siguiente:
[su_quote]Sudacas, solo venís a quitarnos nuestros maridos y nuestros empleos[/su_quote]
Algo en mi interior se removió en ese momento, ése fue el preaviso de todo lo que tendría que pasar hasta ahora; si las cosas se hacen difíciles, es porque vas en el camino correcto y más si tiene que ver con arte, cultura y entretenimiento.
Por más de una década me he dedicado a la gestión cultural, aprendiendo a valorar los diversos ritmos y expresiones; he profundizado en destacar los plus generacionales y dar el valor que le corresponde a cada uno. Hace poco las redes sociales colapsaron por un artículo escrito por una bloguera en el cual se habla mal del videoclip de uno de los artistas más sonados en este momento de mi país y es que no hay nada más misógino que pretender atacar a un genero musical específico, -en este caso es el reggaeton-, como si no hubiésemos crecido con letras machistas, desde Mocedades, Pimpinela, Tnt Band, Bunbury, Lisandro Meza, Rolling Stones, Natalia Jiménez, Daniela Romo, Mana, Gloria Trevi y la lista se hace infinita. De usted depende querido oyente como lo quiera interpretar para sí mismo y para su entorno.
Ya que no todo el mundo tiene conversaciones musicales extensas a diario sobre métricas, bases, redondas y melismas, lo mejor que podríamos hacer sería una introspección para comprender en qué hemos fallado como hijos, vecinos y padres, para así entender más allá de lo que son estos autores y compositores. Mi generación es la fiel muestra de que muchos hemos sido el fruto de accidentes sexuales, criados por nuestras abuelas y suplidos en afecto por dinero y regalos. Por lo visto dar y ser amor por estos tiempos sigue siendo un pecado y no con ello me refiero a las letras de las canciones precisamente; me refiero al pilar fundamental de la educación que es la familia; últimamente con tantas situaciones y siniestros que pasan en el mundo, algunos seres se encargan solo de resaltar lo negativo.
Como cuando tomas una manzana muy madura y la presionas por todos lados, de tanto presionar la manzana explota por algún lado; lo mismo estamos haciendo con el planeta entero, nadie piensa si al violador lo violaron, si al maltratador lo maltrataron o si al xenófobo y homófobo le enseñaron eso desde casa. Mi invitación en este escrito es para que usted amigo lector sea su su propio mundo de cambio, que usted pueda actuar en positivo brindándole tiempo real a sus hijos, mascotas, familia y amistades; haga como los pueblos de mi tierra que sufrieron las barbaries mas terribles a manos de una guerra que no era la de ellos y aún así optaron por decirle sí a la paz; perdone desde el fondo de su corazón, sea un buen nieto, conviértase en el mejor de los ciudadanos, ya que usted no es una frontera, un color, un sexo o un partido político, simplemente tanto usted como yo somos habitantes del mundo, haga la tarea de regar bien las semillas que vienen para este futuro, riéguelas con su esencia y no porque una masa de personas lo hacen, no se olvide que al final de todo esto somos la llamada cultura.