¿Alguna vez te has preguntado por cuántas manos pasan los objetos que compras, antes de comprarlos? Alcanzas a imaginar si dichos objetos tuvieran oídos o boca, ¿cuántas historias podrían contarte? Yo he estado aquí incluso desde antes de la conquista, he visto cómo cambian los tiempos, las montañas, las ciudades, las calles y la gente, puedo asegurar que algunos me han

Portada por: @valentinaallan Hoy, como nunca antes, debido al proceso de paz que se adelanta en la Habana entre el Gobierno nacional y las Farc-EP, el país tiene la oportunidad de reparar el daño que la guerra ha producido en nuestro tejido social. No es un secreto que sesenta años de conflicto social y armado han provocado una serie de problemas

“Caracas, la ciudad más peligrosa del mundo” Televisión, radio, Internet, de boca en boca, en las conversaciones diurnas, en las conversaciones nocturnas. Creo que la abrumadora repetición redujo la tragedia a un simple cliché. Las 5235 personas asesinadas anualmente se convirtieron en un burdo número, solo un dato más. En este contexto de falta de paz sin guerra pasan desapercibidos individuos increíblemente peculiares. Hora pico en la estación

Lo cotidiano, dicen algunos, es como la nariz todo tenemos una, Lo cotidiano no son los lugares comunes, ni calles transitadas, ni los hábitos que nos hacen quienes decimos ser. Lo cotidiano no son aquellas clases que tomas, ni los saludos repetidos casi con desdén, o las sonrisas obligadas, lo cotidiano es la violencia de los días. La violencia de levantarte en la mañana y descubrirte solo, la taza de café

Es una buena mañana la que ilumina los tejados azules carcomidos por el tiempo, la lluvia y la humedad. La extrañeza, el diseño de sitios cuasi urbanos semejantes a plazas, el piso totalmente adoquinado y adornado, las múltiples escalinatas y rampas para ascender y descender, incluso lámparas de calle (que con el adoquín dan una excelente combinación) y verjas con

Fotografía por @valentinaallan de la Serie Ruta 77, publicada en Sexta Edición Distopía ¡Basta ya! Que estoy cansado de esta lucha sin final agotando mi alma, dejando tan solo vaguedades en mis certezas, provocando que el impulso que hace pasos en mis anhelos desmaye ante las pesadas cargas de absurdos desengaños; ya no quiero simplemente ser la cuerda que vibra tocada por el