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Mujeres, paz y territorio

Entender la paz desde las construcciones territoriales nos conduce, en primera instancia a definir lo que significa territorio. Su definición va más allá de lo que entendemos por el medio físico, el territorio es el leal reflejo de quienes lo habitamos, es una construcción social desde la vivencia colectiva y una construcción individual desde nuestra experiencia íntima.

Entonces, es válido reconocer que el primer territorio que habitamos es nuestra propia corporeidad, es aquel lienzo en el que el sujeto se define a través de duales, rústicos y suaves matices. Mas es este el primer territorio que en una guerra padece la violencia, en consecuencia, es el primer escenario de construcción de memoria para el perdón y la sanación.

Hoy, la tiranía de la supremacía machista, liderada incluso por mujeres, cuestionan bajo caducas concepciones una ideología de género plasmada en nuestro primer acuerdo de paz rechazado por la ciudadanía colombiana a través del plebiscito. Este sinsabor es sinónimo del desconocimiento de la mujer colombiana, cuyos territorios han sido banalmente habitados por la mezquindad del sistema que calla.

Sus cuerpos son el mejor espejo del silencio que nos agobia. El actual rechazo a la ideología de género nos expresa también que las mujeres a quienes la genética les ha negado su condición de género y que se construyen en su trayecto por la vida, no son meritorias de su propia construcción subjetiva ante la ceguera que se extiende en nuestra patria boba.

Son nuestras mujeres colombianas, quienes desde sus entrañas engendraron a sus hijos que la guerra les ha arrancado, las que sienten desde sus vientres las ausencias y los rostros que se disuelven en el olvido de nuestro amnésico pueblo. La violencia trasciende los límites de sus territoriales corporeidades e invaden sus tormentosas memorias. Son aquellas, nuestras mujeres las que proclaman desde su sentir la tan deseada paz para que el dolor que se apodera de ellas no se desplace hacia otras mujeres. Son ellas quienes vivieron la guerra, nuestro más bello acto de resiliencia.

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El contenido de los textos aquí publicados es de exclusiva responsabilidad de los autores y no compromete a la Corporación La Astilla en el Ojo.

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