Caroline Beaton Cubro la psicología de los Millennials en el trabajo Las opiniones expresadas por los contribuyentes de Forbes son propias Entonces, ¿cómo dejamos de estar solos? En una noche fría y sin luna, el copropietario de los grandes almacenes de Macy y su esposa estaban a bordo del Titanic hundiéndose. La señora Straus distribuyó mantas a las mujeres y los niños en

El chofer me devolvió 200 pesos después de recibirme con su rostro resignado, indiferente y cortés un billete de 2000, en el siglo XXI la cara de Santander nos indica acceso al transporte público. El vehículo anaranjado y ruidoso se encuentra casi sin pasajeros, sí, todos fuimos raptados de la cama por cumplir con el horario del hombre moderno, las horas

// El tipo camina despacio entre la multitud agitada por el pánico de la hora pico. - Señora, disculpe usted, ¿tiene valeriana? Con una gabardina -tan inglesa como las cabinas rojas de teléfonos- camina, esquivando con tranquilidad miradas de odio y reproche. - Recuerde que debe tomarla al menos dos veces por días, cuando hay sol y al menos cinco, cuando hay frío. Entre tanto

 // Obra: Soledad Aza Fuente: Exposición de pinturas realistas sobre marmol  Me veo obligada a invitarlos a mi matrimonio.  Lo sé, no es muy cordial de mi parte, pero finalmente tuve que admitir que necesito un par de cosas materiales de ustedes; porque ya mi alma no pesa ni un gramo, la incineró el tiempo y un amor mal pagado. Voy a inventarme una

Fotografía proporcionada por El Espectador "La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose." J. C Sé que toda la vida me vas a quitar el aire desde allá, donde no puedo hacer nada al respecto, nada para nosotros. En vos estaba haciendo una búsqueda infructífera, dando cosas que no volverían a mí. Y no me vengas con aquello

 // Fotografía por Felipe Giraldo Sentado sobre las flores he apagado la luz que el sol filtraba por los barrotes de mi celda, descansa mi voluntad en un rincón sucio, lleno de fisuras por donde se asoman larvas y sanguijuelas hambrientas que se alimentan y sorben mi hiel condensada. El viento frío se cuela por las grietas de la puerta guardiana de mi destierro anémico, un invitado pronosticando avernos, posado como

Ilustración por Sara Herranz Hace mucho tiempo mi profe de Español me dijo que escribiera un texto sobre lo que quisiera, sobre Lucía, yo le sonreí y le dije: ¡De una! Luego bajé la cabeza a la hoja y como si tuviese uno de esos aparatos donde uno pilla películas, se me atravesó la historia en ese papel, las imágenes chispoteaban en esa hoja

Del Poeta de la Kawasaki 125 A los Escritores de Mente Brillante Como los pasos, la palabra avanza y su ritmo cardiaco son las ideas que animan el paisaje. Giran locos los planetas, apreciado lector: no pidas cordura, este mundo es un mal entendido. Por ello es necesario leer y escribir y caminar ¡Hace falta aire, tiempo, distancia!. Salir entonces, confundirse con la gente ordinaria

Una noche triste, fría, sola. Un silencio ensordecedor. Una soledad que se mezcla con despecho, una decepción que se convierte en rabia, una impotencia que se vuelve excusa.. Un par de tragos entre amigos para acompañar, unos recuerdos que se ahogan entre whisky, vodka y hielos… Lágrimas intermitentes en un hombro inocente, extensas palabras en un oído sin límites, recuerdos incrustados que se pierden con cada canción, una decepción profunda

 Empiezo en este momento un viaje, un viaje oscuro, a un lugar que más que simple es realmente una maraña confusa, nostálgica que me pierde, me hunde en las entrañas de la tristeza. Este viaje es periódico, constante, repetitivo y sólo terminará cuando termine conmigo, hasta que acabe en silencio con mi fuerza vital y poco a poco dome mi voluntad de vivir. Este trayecto

Amor es una enfermedad que convierte a otro ser, en una especie de agente patógeno generando un síndrome inespecífico, que ataca uno a uno cada órgano. Se siente en el estómago, como un vacío previo a cada encuentro. En el corazón, acelerando su ritmo cada vez que está cerca. Se siente en la piel, necesitando de su roce, y en los ojos, en

¿Y para qué nos sirve tanta vida si la desperdiciamos sintiendo lo mismo todos los días? Estamos aquí, de pie, tratando de quedarnos así, por simple soberbia, miedo a aparecer vencidos, a dar a conocer nuestra sensibilidad, nuestro lado más susceptible. ¿Por qué? La soledad es cuando el calor de otro cuerpo deja su rastro sobre el lado derecho de tu cama