Amaneciendo
Para llegar al encuentro fue necesaria la ausencia; sobrevinieron a las páginas de nuestros libros historias quizá nunca releídas; si acaso ahora el de ambos marca espacios semejantes, fue preciso que habitara el sinsabor de las horas que no reconocen posibles encuentros; que muriesen las esperas en la vaguedad donde las voces se hacen lejanas, donde un quizá no tiene