// El tipo camina despacio entre la multitud agitada por el pánico de la hora pico. - Señora, disculpe usted, ¿tiene valeriana? Con una gabardina -tan inglesa como las cabinas rojas de teléfonos- camina, esquivando con tranquilidad miradas de odio y reproche. - Recuerde que debe tomarla al menos dos veces por días, cuando hay sol y al menos cinco, cuando hay frío. Entre tanto

 // Ilustración por Felipe Castaño (Publicada en La Astilla en el Ojo // Ciudad Gótica) Queda usted de testigo, me dijo y corrió con velocidad. -Yo sólo miré cómo la noche espesa y cruel me acompañaba, abrazando el miedo que me subió de la séptima a la diez. No logré correr tanto como él, pero estoy seguro que el miedo, mi miedo, le ganaba a

  Sólo se necesita vivir para entender la muerte. Sólo se necesita leer para entender la muerte. Sólo se necesita vivir para entender la muerte. Andrés lee: Sólo se necesita vivir para entender la muerte; sólo se necesita vivir para entender la muerte y la muerte sólo necesita de un vivo para entenderlo muerto. Andrés vive entre dos paredes de libros, una gruesa, alta y firme y otra