He caído de cabeza sobre el fango. Mis pies caminan sobre lo suave de esta superficie. Si alguien preguntara lo obvio diría que por obviedad no me siento incómodo, más bien es un poco raro, pero es y eso es lo importante. « ¿Ahogarme?» Mmmm…. No, no lo creo. Es difícil respirar, no lo niego, pero de ahí a que

Felipe tocó de nuevo la puerta del cuarto de su hija Luna, seguro estaba pintando con algunas hebras de su hermosa cabellera negra azulada. No había salido en todo el día de su cuarto, desde que superó su temores, decidió pintar y escribir, pues se sentía liberada y muy feliz. Debido a esa personalidad intensa, avasalladora, alegre e impetuosa de

Los nervios del hombre con todas las impresiones que había recibido durante su vida.   Daniel Paul Schreber Memorias de un enfermo de los nervios       Vacío, a[1] Del latín vacîvus.   adj.Falto de contenido físico o mental. adj.Dicho de la hembra del ganado: Que no está preñada. adj.Dicho de un sitio: Que está con menos gente de la que puede concurrir a él. adj.Hueco, o falto de la solidez correspondiente. adj.vano (‖ arrogante, presuntuoso). adj.p. us. Vano, sin fruto, malogrado. adj.p. us. Ocioso, o sin la ocupación o ejercicio que pudiera o debiera tener. m.Concavidad o hueco de algunas cosas. m.Cavidad entre las costillas falsas y los huecos de las caderas. m.Abismo, precipicio o altura considerable. m.Movimiento de la danza española, que se hace levantando un pie con violencia y bajándolo después naturalmente. m.Falta, carencia o ausencia de alguna cosa o persona que se echa de menos. m.Fís. Espacio carente de materia. m.desus. Vacante (‖ cargo o empleo sin proveer).       Custodiar, de custodia[2]   tr.Guardar algo con cuidado y vigilancia. tr.Vigilar a alguien, generalmente a un detenido, para evitar que escape.   Entonces  como de cualquier sueño, me desperté con ese vacío profundo. El universo había

Galaxia   Miro un plato lleno igual al que dejás cada vez que te sirvo comida.   Lo miro y siento por primera vez que no puedo, no hay nada: ni la obligación ni el deseo.   La comida es la mejor que podrías pedir está ahí, resplandeciente de calor                                                                                         pero tan lejos de mí                                                                                                                                                             de nosotras.   Esa vez que no tuviste hambre y      te violenté con preguntas absurdas creí que nunca te entendería                                                               pero hoy                                                               ahora hay

“Eroína” Corría despacio un lánguido día de verano, mi cuerpo desgonzado por el calor, se derramó hasta el centro del pueblo en busca de su dosis diaria de placer. Debía concentrarme en el camino o podría acabar en cualquier  esquina  a  merced de  los buitres. A propósito, mi nombre es María y experimento un grave delirio. Soy  eromaníaca, mi libido es un

   Tecno y Alicia hacen parte de un viaje a ninguna parte y sin destino preciso. Diferentes  texturas de la vida van encontrando a su paso: “Ella tenía la sensación de estar perdida y a la vez de saber dónde se encontraba…era como si ya hubiera estado en ese lugar, una vez o quizás siempre pues, a pesar de una oscuridad