Hogar dulce hogar
No sé cómo describir lo que sentí el día del anuncio oficial. Sin duda lo veía venir pero nunca me sentí preparado. Para aquel entonces no era más que un niño de doce años que había disfrutado vivir en la misma calle toda su vida. Avenida Principal de San Luis, Residencias Mary Carmen, piso tres, apartamento 32. Mi mamá me despertaba todos
Alegorías de infancia
Cuando se ha perdido la fe en todo, aparece la angustia. Después de haber mendigado casi 5 años por las calles más densas de Bogotá, Lisbeth ya no tenía escrúpulos de ninguna índole, se dedicaba a vender su cuerpo a cambio de cualquier pan o moneda y satisfacía a su clientela sin el más mínimo reproche. Afortunadamente para ella, algunos