Qué abrumante el desconsuelo, y más allá, el vicio al Ego. ¿Cómo despegar sin ser ajenos?, siendo humanos tan corrientes, siendo alquimia y a ratos cielo. Expectantes vamos todos, todos pocos, pocos vemos. Qué ironía la palabra, y dentro de ella, tantas almas condenadas. ¿Cómo soñar en el camino?, siendo el asfalto infértil, los pies un esclavo, y la mente un punto fijo. Consciente no va nadie, nadie es mucho, somos todos. Qué angustia el ser humano, y sin embargo, maravillosa