Spa, Parte II // Sauna
DIARIO DE UN ANDRÓGINO
Una gota de sudor resbala por mi frente,
una lengua imaginaria recorre mi espalda,
comienza desde el cuello y llega hasta mi ano.
El vapor entra por mis poros,
el eucalipto estimula mis sentidos,
el deseo comienza…
sus labios seducen mi lengua,
y éstos exigen ser tocados, mordisqueados y lubricados.
El sauna es lento, cauteloso, oscuro…
permite descubrir siluetas, imaginar caras y pensar en sexo.
El olor de la madera penetra mi nariz,
el calor seco estimula mis genitales,
mi cuerpo demora en responder,
mi mente va más rápida, fugaz, efímera,
mi pene grita ser lamido y remojarse en alguna boca,
mis sentidos danzan, desean, expresan…
quieren un susurro en mi oído,
unos labios que recorran mi abdomen,
y quizás una verga que inconscientemente pase por mis manos.
La oscuridad activa mis sentidos,
el tacto juega un papel relevante,
comienzo a recorrer un cuerpo con mis dedos,
llego a su boca, lame mis dedos,
no puedo ocultar la satisfacción que esto me produce,
suelto un gemido.
Se me olvidan los caminos para llegar a su boca,
y solo puedo recordar como encontrarme con su cola,
mi manual de seducción acaba de perderse,
mis músculos se tensan,
sus caricias orales me relajan,
aprieto su espalda mientras lamo su cuello,
pellizca mis tetillas mientras habla con mi pene,
halo su cabello y empujo con fuerza,
terminando con una leche calientica en sus cuerdas vocales.