Ser hombre en tiempos de feminismo
DESDE UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO
Cuando buscamos la definición de feminista en el diccionario Larousse ilustrado, nos refiere inmediatamente a la definición de: “Tendencia a aumentar los derechos sociales y políticos de la mujer”, sin embargo, culturalmente, esta calidad se piensa que sólo se atribuye a mujeres que luchan por sus derechos, o que si un hombre se declara feminista es porque es homosexual y está luchando por defender los derechos de su mujer interior o algo por el estilo.
Este espacio de letras, hoy va dedicado a esa mujer que a lo largo de la historia se le ha considerado como débil o vulnerable frente al hombre, siendo inevitable referirnos al género como creación cultural e histórica; figura que hace creer aún a muchos seres que la mujer se educa para el compromiso, pero al hombre para la libertad, que si una mujer se acuesta con diez hombres en un mes es una mujer fácil y un hombre que se acuesta con veinte es un héroe, un Gígolo, un Casanova; que a la mujer madre cabeza de familia con tres hijos a cuesta, se le mire con pesar y al hombre como berraco; que si en un matrimonio el esposo es infiel es entendible, pero si es al contrario es algo inexplicable; que el rosado sea para mujeres y no para hombres; que la mujer se debe conservar virgen y en el hombre esa cualidad no deba ser criterio evaluador de su pureza. El género se ha vuelto limitante, al punto que no importa cuántas novias tiene su hijo, pero sí los hombres por los cuales pasa su hija.
El género sólo será beneficioso cuando se conjuga con la equidad, que contribuye a la prosperidad y al crecimiento económico de las regiones y países, porque no se hace ninguna diferenciación relacionada con el órgano reproductor asignado, sino que se analizan las capacidades del sujeto por el simple hecho de ser humano.
Si bien me alejé un poco del tema del feminismo, encuentra justificación en que es desde nuestra actitud, desde nuestro pensamiento respecto al género, que se aminora la brecha que aún tienen las mujeres para sobresalir en todos los aspectos. Ellas nos acompañan todos los días de nuestras vidas, pero sigue siendo normal su discriminación, la creación de barreras laborales por su femenina condición, y si bien son muchísimos los ejemplos de mujeres que han luchado por sus derechos a lo largo de la historia, hoy en día vemos como los estados, por ejemplo el colombiano, debe incluir en su legislación la obligación de tener en sus gabinetes o instituciones a mujeres laborando, como si la ley tuviera que otorgarles este derecho y no pudieran ser nombradas simplemente por ser mujeres capaces de desarrollar cualquier actividad al mismo nivel de nosotros los hombres.
Volviendo al género, este concepto en ningún momento debería establecer normas de conducta, asignar colores o actividades a desarrollar, el género debe ser resignificado como aquel medio que nos lleva a descubrirnos como somos y compartir con los demás. Y esta conclusión me lleva a ver la mujer como una luchadora social por igualdad de oportunidades y como guerrera de paradigmas culturales.
El hombre sigue resignado a vivir como vive porque ha sido beneficiado por la historia, pero hoy, se necesitan hombres que saquen su mujer interior y luchen a la par con el hombre interior de las mujeres feministas, para lograr una igualdad cultural y de género que procure las mismas oportunidades, sin apelar al género que le fue asignado por relación directa al órgano biológico que le tocó al momento del nacimiento.
El anterior es el papel del hombre en tiempos de feminismo, porque la hombría o masculinidad, no sólo se prueba levantando una caja, pagando la cuenta, tomando las decisiones importantes del hogar, sin reconocer que se convive con otro ser pensante y en capacidad de tomar decisiones estructuradas en conocimiento.
Ser hombre en tiempo de feminismo implica que si la mujer hoy en día es exitosa no es sinónimo de rivalidad, pues no debemos seguir viviendo en una lucha o competencia de géneros, somos iguales profesionalmente hablando, no somos una especie diferente con objetivo de dominación sobre la otra, somos un mismo ser que por motivos de reproducción se hizo de manera diferenciada.
La diferencia histórica y cultural la creó el mismo ser humano, porque somos nosotros quienes creamos cultura, y lo hicimos de una manera en la que uno quiso dominar y otro lo permitió, pero hoy en día tenemos de nuestra mano la razón y la educación para acabar con esa brecha de género y el feminismo es la herramienta, el medio para lograrlo si al feminista se le define como una persona que cree en la igualdad social, política y económica de los sexos.
El respeto no es sólo de la mujer al hombre, es un valor que se aprende en casa y se aplica con todas las personas, y porque las adoramos deben tener todo nuestro respeto, por derecho propio, derecho de nacimiento que dejó permearse por el acontecer histórico y por necesidades naturales que no fueron encaminadas desde principios como la libertad y la igualdad de los seres.