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Laguna Mental

No creo en placeres que surjan por obligación, estos son libres, desenfrenados e inesperados.

Escribir es uno de ellos, se hace desde el alma, desde lo que llamamos ganas y cuando existe un sentimiento que para unos, sólo puede ser expresado a través de las letras.

Esta semana, una mujer hermosa, de baja estatura pero de virales obras me recordaba que soy dueño de un espacio de expresión, de expresión libre, de un lugar donde puedo gritar y donde puedo encontrar sentido. Me decía que estaba siembre dispuesto para mis escritos, y sólo pude responder que he tenido un tiempo de laguna mental donde no encuentro algo que me haga escribir.

Por eso quise escribirle a ella, no a la mujer, sino a esa laguna mental que a veces todos en nuestra mente tenemos y se convierte en una limitación, esa laguna que en blanco nos deja, corta nuestra inspiración, el hilo conductor, difumina las palabras para entrelazar ideas. Laguna que pone nuestra mente en vacaciones, que si llenarse dejamos, se vuelve un mar imposible de navegar, un mar que ahoga y consume todas y cada una de tus ideas, te lleva a sentirte ignorante, disminuido intelectual,
inservible, como sin esencia.

Esa laguna me hizo olvidar incluso mi gusto por los pequeños placeres, que sólo pensé disfrutar en mi individualidad, hasta que conocí a Amélie, sí, esa que no tiene novio y lo intentó una o dos veces pero siempre se desanimaba, ésa que disfruta meter su mano en un saco de lleno de legumbres, romper la capita de azúcar caramelizado de la “crème brûlée” con una cuchara y verle la cara en la oscuridad en el cine a la gente; ésa que lanza piedras en el canal Saint Martín y que fue capaz de contar los orgasmos de quince parejas a la vez.

Esa laguna, mientras escribes, hace que mires cada segundo el contador de páginas del procesador de texto y que te detengas a hacer un análisis innecesario sobre cuántas páginas llevas y cuántas deberías llevar, hace analizar en que no debiste utilizar una fuente de tamaño tan grande para pensar que llevabas muchas más, esa que hace doler la mente.

Escribir, no surge de la nada, no es algo mecánico ni premeditado. Su calidad es proporcional a la presión con que se soliciten las letras. Escribir necesita medios como esta plataforma digital que permite a sus colaboradores compartir sus trabajos desde sus campos de preferencia y es diversa con quiénes ni siquiera tienen campo de preferencia, proyecto editorial, que desde su trabajo colaborativo, hoy me hizo reactivar mentalmente para escribirle a esa laguna mental y tener un punto de partida para retomar mis letras.

www.lasstillaenelojo.com feliz navidad, feliz año, gracias por ser mi espacio para gritar, para materializar la libre expresión y a la mujer pequeña pero de virales obras, le informo que me obligó a
llenar el tintero.

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