Dieta Televisiva para Princesas
La curiosidad por descubrir lo que se esconde tras “Contenido no apto para menores de edad” surge desde la primera vez que mamá y papá me sacaron de su cuarto para no ver escenas de sexo. En ese momento, la única malicia que pasaba por mi cabeza era romper carros en la cabeza de mis primos. Y es allí cuando comenzamos a hacer uso de canales porno para pobres y conseguíamos ver entre líneas verdes y naranjas algunos penes o vaginas.
Vale aclarar que este acto desesperado por saber qué era el sexo terminaba los fines de semana en la peru-bólica, cuando después de medianoche ya mostraban un par de tetas y uno que otro pelo púbico que excedía límites de tamaño en nuestra sociedad colombiana. Sentía como el mundo se me venía encima o yo venirme en él, ya ni recuerdo; sin embargo, todo esto sólo es un abrebocas que demuestra la influencia que este pequeño aparato ha tenido en mi mundo.
Este mundo ha sido cimentado por fantasía, en el que los príncipes van al rescate de princesas, princesas que no consiguen más que besar sapos y brujas que sólo tienen un mal final. De haber sabido que al crecer todo esto sería al contrario, no hubiese gastado tanto de mi tiempo en programas como cuentos de los hermanos Grimm. A veces pienso en demandarlos, o por lo menos conseguir que sean vetados para niños en pleno crecimiento, por pintarme una realidad tan falsa, donde el único azul de los príncipes se destiñe con la época metrosexual; un momento que deja al descubierto que sí existen, pero sólo se besan entre ellos, sin necesidad de princesas que duerman, vivan con enanos o se pierdan en el bosque con un lobo.
No, es que sencillamente ni la misa de los domingos en la mañana compensaba tantos pecados que ya estaban en mi cabeza, y si a eso le aumentamos las horas completas en el desayuno, antes de ir a la escuela, que le dedicaba a la Liga de la Justicia, entiendo porque no creo ni en héroes ni en el amor. Cómo es posible que haya una relación entre Batman y Robin pero aún se niegue su existencia. ¡Pecador e incrédulo! Qué maravilla de persona en la que me he convertido. Todo esto sin tener en cuenta el protagonismo que pierde Robin al ser opacado por Batman en todas sus aventuras, pobre batisexo.
Y qué tal una mujer a la que todo el mundo le miente, teniendo que recurrir a un lazo para sacar verdades, ya que sus escotes y putivestido no lo logran. Y ahora bien, estos hermanitos que solo logran convertirse en ponchera llena de agua ¿qué admiración pensaban generar? Cualquiera preferiría pensar en un flash, hasta con las implicaciones que su velocidad pudieran generar.
Y aun así, ¿la sociedad pretende que seamos normales con todo esto? Y ni que hablar de una adolescencia precedida por Verónica Castro y Thalía que lloraban día tras día en el intento de enamorar al dueño de la casa de la manera dramática que sólo ellas sabían hacer y que les servía como técnica de seducción. Vaya uno a conquistar a alguien de esa manera, ya lo hice y morí en el intento. Casi me ahogo con tanta lágrima.
Definitivamente cada sonrisa o cada lágrima es un cúmulo de programas televisivos observados y que han dejado su grano de arena en mis miedos ante el mundo. La pregunta que me ronda ahora es… para ser socialmente aceptado ¿Qué príncipe debo ser? ¿El que busca desesperadamente a su Rapunzel? ¿El que quiere su Batman enclosetado? o ¿el que merece una María la del Barrio?
Mientras encuentro las respuestas seguiré besando sapos.
Carlos Betancurth
Todavía recuerdo las caras que hacían en el salón mientras leía esto… y el aplauso de Omar Rincón… buena Tigui
JUANOX
Me acordé de Gold y Venus, ohhhh adolescencia aquella.
Comparto que esos programas animados nos crearon una versiòn del amor totalmente contraria a la realidad y que la vida se encarga de demostrarnos con crudeza como es de verdad, sin embargo, si creo en el amor y que algún día me enamoraré de una manera sana y bonita.
PrincesoStyle.
Alejandro Campos.
Leer esto y recordar mis noches con “EMANUEL” me hace reír y resignificar el poder del control remoto del televisor, pasar del canal 41 al 50 al oprimir un solo botón es igual de fascinante a comparar a Maria la del Barrio con un Batman enclosetado.